Hazte esta pregunta: “¿Soy una brisa tranquilizadora o una tormenta inminente?” ¿Con cuánta facilidad te irritas y te ofendes? Las personas que son irritables están listas para reaccionar en forma exagerada.
Un chico amoroso permanecerá tranquilo y paciente y controlará su carácter. Una chica amorosa no es demasiado sensible ni malhumorada sino que ejerce el dominio propio en el ámbito emocional. Elige ser la flor entre las espinas y responder bien en situaciones difíciles.
Si caminas bajo la influencia del amor, serás una fuente de gozo en lugar de molestia.
La vida es un maratón, no una carrera corta. Debes equilibrar, priorizar y controlarte. Muy a menudo, echamos la precaución por la borda y avanzamos a toda velocidad, según nos parece bien en el momento. Al poco tiempo, estamos jadeando, tensos y a punto de estallar. La presión creciente puede desgastar nuestra paciencia y nuestra relación.
Por eso es bueno que tomes el día de reposo todas las semanas para adorar agradecer y descansar. Esto tiene la ventaja de darte tiempo para recargarte de amor ya que estarás más en contacto con el amor mismo que es Dios, volver a concentrarte y le añade un respiro o un margen a tu agenda semanal. Será como colocar almohadones entre tú y las presiones que te rodean, reduciendo el estrés que hace que estés con los pelos de punta cerca de tu pareja.
Cuando estás irritable, el principal problema se encuentra en el corazón. Jesús dijo: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Algunas personas son como los limones: cuando la vida los exprime, su respuesta es ácida. Y otras se parecen más a los duraznos: cuando hay presión, el resultado aún es dulce.
Enojarse con facilidad indica que hay un área escondida de egoísmo o inseguridad en donde se supone que debería reinar el amor. Además, el egoísmo se coloca muchas otras máscaras: La lujuria, por ejemplo, es resultado de ser desagradecido por lo que tienes y elegir codiciar algo prohibido o arder de pasión con ello.
Cuando tu corazón es lujurioso, se frustrará y enojará con facilidad (Santiago 4:1-3). La amargura se arraiga cuando respondes de manera sentenciosa y te rehúsas a resolver tu enojo. El enojo sin resolver de una persona amargada se filtra cuando se la provoca (Efesios 4:31). La codicia de más dinero y posesiones hará que te frustres con deseos sin cumplir (i Timoteo 6:9-10). Estos anhelos intensos, junto con la insatisfacción, te llevan a arremeter contra cualquiera que se interponga en tu camino. El orgullo hace que actúes con dureza para proteger tu ego y tu reputación.
Estas motivaciones nunca pueden satisfacerse, pero cuando el amor entra a tu corazón, te tranquiliza y te inspira a dejar de concentrarte en ti mismo, y a despojarte de las cosas innecesarias.
El amor te llevará a perdonar en lugar de guardar rencor, a ser agradecido en lugar de codicioso, a conformarte en lugar de meterte en más deudas. El amor te alienta a ser feliz cuando otra persona tiene éxito en lugar de no poder dormir de la envidia. El amor dice “comparte la herencia” en lugar de “pelea con tus parientes”. Te recuerda que le des prioridad a la familia en vez de sacrificarlos por un ascenso en el trabajo. En última instancia, el amor disminuye tu estrés en cada decisión y te ayuda a despedir el veneno que puede generarse en el interior. Luego, te prepara el corazón para responder con paciencia y aliento.
Sepan bien esto: aparte del amor no hay nada que valga la pena ni llanto ni sacrificio, porque amor es todo lo bueno.
!oh cuan sublime amor! sólo viene de Él mismo.